(Traducción al español del ensayo original Good and Bad Procrastination de Paul Graham escrito en diciembre del 2005.
Paul Graham es un conocido ensayista y programador. Fue cofundador de la empresa Viaweb que fue vendida por 49 millones de dólares a Yahoo en 1998. En el 2005 fundo Y Combinator donde, junto a otros fundadores, invierte y aconseja a empresas tecnológicas fundadas por jóvenes.)
Buena y Mala Procrastinación
De todas las personas que conozco, las más impresionantes procrastinan(I) terriblemente. ¿Puede ser que la procrastinación no sea siempre mala?
La mayoría de la gente que escribe acerca de la procrastinación escribe acerca de como curarla. Pero, técnicamente, esto es imposible. Hay un número infinito de cosas que podrías estar haciendo. No importa en que trabajes, siempre habrá cosas en la que no estás trabajando. Así que la pregunta no es como evitar la procrastinación, sino como procrastinar de la mejor manera.
Hay tres tipos de procrastinación dependiendo de que hagas: (a) nada, (b) algo menos importante, o (c) algo más importante. El último tipo, considero yo, es buena procrastinación.
Ese es el profesor chiflado(II), que se olvida de afeitarse, o comer, o quizas que hasta mirar hacia donde está caminado mientras está pensando sobre cosas más interesantes. Su mente está ausente de lo que lo rodea porque está trabajando duro.
Es en ese sentido que las personas más impresionantes que conozco dejan todo para mañana. Son procrastinadores del tipo C: evitan trabajar en pequeñeces para ocuparse de grandes cosas.
¿Qué son pequeñeces? Básicamente, cualquier trabajo que tiene cero chance de ser mencionado en tu obituario. Es difícil predecir cual va a ser tu mejor trabajo (¿Será tu opus sobre la arquitectura de los templos sumerios, o la novela de detectives que escribiste bajo un seudónimo?), pero hay todo una serie de trabajos que puedas descartar con seguridad: afeitarte, lavar la ropa, limpiar tu casa, escribir notas de agradecimiento. Cualquier cosas que pueda ser llamado una "tarea".
La buena procrastinación es evitar estas tareas para hacer trabajo de verdad.
Buena en un sentido, al menos. Las personas que quieren que hagas tareas no van a pensar que es buena. Pero probablemente tendrás que molestarlas, si quieres avanzar aunque sea un poco. Hasta las personas amables, si quieren realizar algún trabajo, tienen cierto grado de grosería al evitar tareas.
Algunas tareas, como escribir cartas, desaparecen si las ignoras (aunque capás que algunos amigos desaparecerán con ellas). Otras, como cortar el pasto, o pagar impuestos, solo se ponen peor si las pospones. En principio no vale la pena posponer las segundas. Las tendrás que hacer de cualquier manera eventualmente. ¿Por qué no hacerlas ahora?
La razón por la que vale la pena posponer ese tipo de tareas es que el trabajo de verdad necesita dos cosas que las tareas no: grandes periodos de tiempo, y el ambiente adecuado. Si te inspiras con algún proyecto, puede ser una ganancia neta no hacer nada de lo que se supone que hagas por unos pocos días para trabajar en él. Sí, esas tareas te costaran más cuando finalmente te pongas a hacerlas. Pero si consigues avanzar más en esos días, serás más productivo.
De hecho, puede no ser una diferencia de cantidad, sino de tipo. Puede que haya tipos de trabajo que solo pueden ser hechos en largos e ininterrumpidos lapsos, cuando la inspiración llega, en vez de pequeños y estructurados ratos. Mi experiencia parece coincidir con esto. Cuando pienso en la gente que conozco que ha hecho grandes cosas, no la imagino tachando puntos de una lista de cosas para hacer. Me la imagino escabulléndose para trabajar en alguna idea nueva.
De la misma manera, forzar a alguien a hacer tareas inevitablemente limita su producción. El costo de la interrupción no es solo el tiempo que conlleva, sino que divide el otro tiempo a la mitad. Probablemente solo tienes que interrumpir a una persona un par de veces antes de que se vea imposibilitada de trabajar en cualquier problema difícil.
Me he cuestionado muchísimo porque las startups(III) son más productivas apenas empiezan, cuando solo son un par de tipos en un apartamento. La principal razón puede ser que no hay nadie para interrumpir todavía. En teoría es bueno cuando los fundadores tienen suficiente dinero como para emplear gente que los ayude. Pero puede que sea mejor trabajar de más, que ser interrumpido. Una vez que disuelves una startup con trabajadores comunes -procrastinadores del tipo B- toda la compañía empieza a imitarlos. La interrupción los domina y pronto te dominara a tí también.
Las tareas son tan efectivas matando grandes proyectos que mucha gente las usa para ese fin. Alguien que ha decido empezar una novela, por ejemplo, encontrará de repente que necesita ordenar la casa. La gente que no termina de escribir una novela no lo hace sentándose frente a una hoja en blanco durante días sin escribir nada. Lo hace dándole de comer al gato, comprando algo que necesita para la casa, tomando un café con un amigo, revisando el email. "No tengo tiempo para trabajar," dicen. Y no lo tienen, se aseguran de eso.
(Hay una variación también en la que dicen que no tienen un lugar de trabajo apto. La cura es ir a visitar los lugares donde gente famosa ha trabajado y ver que poco adecuados eran.)
Yo he usado ambas excusas alguna que otra vez. He aprendido muchos trucos para hacerme trabajar en los últimos 20 años, pero aún hoy no siempre me funcionan. Algunos días consigo avanzar mucho. Otros son comidos por tareas. Y sé que es mi culpa: yo les dejo que se lo coman, para evitar enfrentarme a problemas difíciles.
El tipo más peligroso de procrastinación es el tipo B que no se reconoce, porque no se siente como procrastinar. Estás "haciendo cosas.” Solo que las cosas equivocadas
Cualquier consejo acerca de la procrastinación que se concentre en tachar puntos de una lista de tareas es incompleto, sino que es engañoso, si no considera la posibilidad de que esas listas son procrastinación del tipo B. De hecho, posibilidad es una palabra demasiado débil. Casi todos son procastinadores de ese tipo. A no ser que trabajes en la cosa más importante que puedas, eres un procrastinador del tipo B, no importa cuanto logrés.
En su famoso ensayo Tú y Tú Investigación(IV) (que recomiendo a cualquier persona ambiciosa, no importa en que quiera trabajar), Richard Hamming sugiere que te hagas estas tres preguntas:
1. ¿Cualés son los problemas más importantes en tu campo?
2. ¿Estás trabajando en ellos?
3. ¿Por qué no?
Hamming estaba en los laboratorios Bell(V) cuando empezó a hacer ese tipo de preguntas. En principio cualquier persona de ahí debería poder trabajar en los problemas más importantes de su campo. Tal vez no cualquiera pueda dejar una marca igualmente de dramática en el mundo; no sé, pero cualquiera sean tus capacidades, hay proyectos que las llevan al limite. Así que el ejercicio de Hamming puede ser generalizado a:
¿Qué es lo mejor en lo que podrías estar trabajando, y por qué no estas trabajando en eso?
La mayoría de la gente se dejaría intimidar por esta pregunta. Yo me intimido por ella; la veo ahí en la página y rápidamente me muevo hacia la siguiente frase. Hamming acostumbraba a ir por ahí preguntándole a las personas esto, y no lo hacía popular. Pero es una pregunta que cualquier persona ambiciosa debería encarar.
El problema es, que puede que pesques un pez muy grande con esta carnada. Para hacer buen trabajo, tienes que hacer más que encontrar buenos proyectos. Una vez que los encontraste, tienes que ponerte a trabajar en ellos, y eso resulta difícil. Cuanto más grande es el problema, más difícil es ponerse trabajar en él.
Por supuesto, la principal razón por la cual la gente encuentra difícil trabajar en algún problema en particular es que no lo disfrutan. Cuando eres joven, sobre todo, muy seguido te encuentras trabajando en cosas que no te gustan-- por que parecen prestigiosas, por ejemplo, o porque te dijeron que las hagas. La mayoría de los estudiantes de postgrado se ven forzados a trabajar en problemas grandes que no les gustan y por lo tanto se vuelven sinónimos de procrastinación.
Pero aún cuando te gusta en lo que estás trabajando, es más fácil ponerse a trabajar en problemas pequeños que en grandes. ¿Por qué? ¿Por qué es tan difícil ponerse a trabajar en problemas grandes? Una de las razones es que puede que no tengas una recompensa en el futuro cercano. En cambio, si trabajas en algo que te tomará un día o dos puedes esperar sentirte realizado pronto. Si la recompensa está indefinidamente en el futuro lejano, parece menos real.
Otra razón por la que las personas no trabajan en proyectos grandes es, irónicamente, miedo a perder el tiempo. ¿Y si fracasan? Entonces todo el tiempo que han invertido habrá sido desperdiciado. (De hecho probablemente no lo será, porque trabajar en proyectos difíciles casi siempre lleva a algún lado.)
Pero el problema con los proyectos grandes no puede ser solo que no hay recompensa inmediata o que pueden hacerte perder un montón de tiempo. Si eso lo fuera, no habría nada peor que visitar a tus cuñados. Hay más que eso. Los proyectos grandes dan miedo. Hay casi un dolor físico en enfrentarlos. Es como tener una aspiradora metida en tu imaginación. Todas las ideas con las que empezaste son aspiradas inmediatamente, y no tienes más, la aspiradora se queda ahí.
No puedes ver a los grandes problemas demasiado directo a los ojos. Tienes que aproximarte oblicuamente. Pero tienes que dar con el ángulo justo: lo suficiente para sentir la excitación que irradia de él, pero no tanto como para paralizarte. Con el tiempo puedes acercarte más, al igual que un barco a vela puede navegar más contra el viento una vez que toma velocidad.
Si quieres trabajar en grandes cosas, parecería que tienes que trampearte. Tienes que trabajar en cosas pequeñas que podrían tranformarse en grandes, o trabajar en cosas cada vez más grandes, o compartir el peso con otros. No es un signo de debilidad depender de esos trucos. Los mejores trabajos fueron llevados a cabo de esta manera.
Cuando hablo con personas que han conseguido trabajar en grandes cosas, encuentro que todas descuidaban sus tareas y todas se sentían culpables por eso. No creo que deberían sentirse culpables. Hay mucho más para hacer de lo que cualquiera podría. Así que alguien haciendo el mejor trabajo que pueda inevitablemente va a dejar muchas tareas sin hacer. Parece una equivocación sentirse mal por eso.
Creo que la mejor manera de "solucionar" el problema de la procrastinación es dejar que el disfrute te empuje en vez de una lista de cosas para hacer. Trabaja en proyectos ambiciosos que en serio te gusten, navega tan contra el viento como puedas, y dejaras las cosas correctas sin hacer.
Gracias a Trevor Blackwell, Jessica Livingston, y Robert Morris por leer los borradores de esto.
Notas de traducción
(I) La procrastinación es la acción de postergar actividades o situaciones que uno debe atender. Volver
(II) El termino original es Absent-minded professor. Una traducción más exacta sería "el profesor distraído". Volver
(III) Ver Wikipedia para más información. Volver
(IV) You and your research en inglés. Volver
(V) Bell Labs en inglés. Ver Wikipedia para más información. Volver
Etiquetas: Metas, Paul Graham, Procrastinación, Tiempo, Trabajo, traducción al español
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